domingo, 9 de mayo de 2010

Ingenio Azucarero San Lorenzo - Por Inés Luna

El material pertenece al libro “VIVENCIAS DE MI GENTE I” Mayo 2004 de Inés Luna con derecho de autor

Esta es mi versión de esta historia, como descendiente de empleados de la misma estoy enterada de muchos entretelones, alrededor de 20 personas de "mi familia" trabajaron en el emprendimiento, pero solo me decidí a contarla después de largas charlas sobre el tema.
Habiendo entrevistado a mucha gente que vivió esa época y trabajó en el lugar, en mi tarea de mas de 20 años como recopiladora de la historia de mi pueblo a través de un programa radial (1988).
Me tentó la idea de contarla (después de haberlo conocido) como me la hizo ver don Lorenzo Raggio "desde adentro", con sorprendentes revelaciones, y agregando los relatos de algunos empleados memoriosos.



EL INGENIO AZUCARERO... PROGRESO Y POSTERGACIÓN

El ingenio Azucarero de remolacha de colonia San Lorenzo (General Conesa Río Negro) se cerró dejando de funcionar hacen mas de setenta años y todavía se habla de él como si la historia fuera reciente.
Es motivo diario de pregunta en los jóvenes, los viajeros, los curiosos, escritores, periodistas etc. el Ingenio es “inolvidable” por todo lo que significó para la región. Además fue la fábrica azucarera de remolacha que más tiempo perduró en el país.

Durante una década fue motivo de orgullo y progreso en Conesa.
El virus que atacó  la producción y el sorpresivo cierre definitivo sigue siendo motivo de discusión a pesar de los años, incluso algunos se atrevieron a soñar con su reapertura.

Logré una amable y prolongada charla con el hijo de Benito, (principal protagonista de esta increíble historia) “Lorenzo Benito Raggio”  (74 años). El 12/04/2003 fue nuestra primera entrevista.
Aquí me enteré de la historia vista desde adentro.
“La emoción flotaba en el ambiente” y los relatos me llevaron a toda la verdad, la "cruel realidad" del trágico destino que inmortalizó, (para los conesinos) al Ingenio Azucarero de remolacha más importante del país.


INGENIO AZUCARERO el gran proyecto realizado

Esta  empresa fue el GRAN proyecto de un joven Contador Público: Benito Lorenzo Raggio (que estudió en Suiza e Italia hasta lograr el título) con una enorme “visión de futuro”.
Sus padres (gente de muy buen nivel económico), lo ubicaron en un importante comercio de ramos generales de su propiedad, y lo rechazó por no sentirse cómodo.


UNA IDEA GENIAL

Dentro de él, se gestaba una idea genial, “el azúcar de remolacha y una cadena de  Ingenios” que harían el progreso de una amplia zona rionegrina y cambiarían la historia del azúcar en el país.
Con ese fin convocó a su amigo Juan Pegasano, quien se unió al proyecto con entusiasmo.
 Debía ser Patagonia Norte y eligieron el Valle de Conesa para empezar , todo previo a estudios realizados.
Compran tierras y deciden los nombres: colonia San Lorenzo sería el lugar donde instalarían la fábrica,  Cnia. La Luisa (por su madre Luisa Marín) con el casco compuesto por las viviendas patronales y edificios de administración, el que rodearon  con un bosque de hermosos árboles en su mayoría eucaliptos.
 Y Colonia San Juan de Juan Pegasano que luego sería punta de rieles de la trochita angosta (el trencito del Ingenio).

En la década del 20 y con mucha rapidez se hicieron los estudios de la  tierra, comprobando la enorme fertilidad  para esta producción.
Luego vino la instalación de lo que sería LA FÁBRICA; ya en los proyectos involucró mucha gente a la  que luego se fue agregando mucha más.
Las máquinas  fueron traídas de la fábrica Skoda (Checoslovaquia); se llamó a una compañía y sus contratistas fueron los Sres.  Staco y Antonini encargados d e la construcción.

La empresa Azucarera se llamó “COMPAÑÍA INDUSTRIAL Y AGRÍCOLA SAN LORENZO”. Éste fue el emprendimiento más importante de nuestro Valle sin lugar a dudas.
 Conesa se convirtió en la esperanza para emigrantes y lugareños que  lo vieron crecer con gran entusiasmo.
Se construyeron edificios para la fábrica, galpón del azúcar, taller, casa de administración, portería etc.
También un barrio de viviendas canadienses (“prefabricadas” y estamos hablando de 1926) en colonia San Lorenzo, además comisaría, casa del comisario, hotel  y el almacén.
Todo se concreta muy rápido. Mientras tanto, en colonia La Luisa se construyen  viviendas en las parcelas que serían el hogar de los empleados rurales; éstas contaban con las mismas comodidades que las pre - fabricadas de San Lorenzo.
Para el interior de la fábrica, el traslado de las pesadas máquinas Checas  se hizo a través del ferrocarril hasta S.A.O.  y desde allí en camiones Link con orugas y acoplados con ruedas macizas a campo traviesa. Vehículos que mas tarde fueron utilizados para la cosecha.


LA INAUGURACIÓN

Una vez terminada la obra y puesta en funcionamiento se realizó la inauguración oficial el 30/05/1929 .
Para tal ocasión, se invitó a altas autoridades nacionales que viajaron en un tren especial hasta Patagones y allí los fueron a buscar en automóvil; se hospedaron en las instalaciones de la Empresa, donde fueron agasajados por los dueños y un ejército de empleados preparados para la ocasión.
 El periódico LA NUEVA ERA cuenta con lujo de detalles  los pormenores del promocionado acontecimiento.
Se sembraron cientos de hectáreas de remolacha azucarera en las colonias conesinas  en La Luisa, San Juan y San Lorenzo con riego mecánico y en Colonia Frías  de secano, todas con un rendimiento asombroso.
Datos de 1937: colonia San Juan 560 hectáreas, colonia La Luisa 243 hectáreas, San Lorenzo 243 y (fuera del valle conesino) Valcheta  100 hectáreas, Viedma 60 Hectáreas sin riego.


COMO POR ARTE DE MAGIA

Conesa floreció como por arte de magia. Se multiplicaron los comercios, la construcción de edificios públicos como : comisaría, correos, escuelas etc.
La colonia San Lorenzo parecía un pueblo: médico, policía, panadería, proveeduría, Hotel etc.
También en colonia San Juan el casco agrupaba viviendas en torno al chalet del dueño de las tierras: don Juan Pegasano.
La empresa además del azúcar producía alcohol y dio trabajo a cientos de personas en distintas tareas; lo que ganaban les alcanzaba para vivir bien, los proveían de una vivienda de material, les prestaban una vaca lechera y casi todos tenían una quintita para las verduras del consumo diario.
Cientos de familias vivieron así la década que duró esta empresa.


EL RIEGO EN LAS COLONIAS

Los establecimientos La Luisa y San Lorenzo contaban con “dos bocatomas” respectivamente.
En La Luisa con dos motores Mercedes Benz de cuatro cilindros  2 bombas de un millón y medio de litros cada una, y San Lorenzo, con una bocatoma  con tres bombas: una de 800.000 y otras de mas de un millón,  todas aproximadamente estaban en los  cuatro millones de litros por hora-según palabras de Lorenzo Raggio-


EL FERROCARRIL TROCHA  ANGOSTA

Ante la falta de transporte la empresa ofrece al Ferrocarril del Estado  hacer un ramal trocha angosta, desde la estación Winter a Francisco Sosa
(estación punta de rieles) en colonia San Juan, pasando por el Ingenio en cnia. San Lorenzo y por una tercera estación frente a la zona urbana de Conesa.
La obra se hace por cuenta y cargo de la compañía “San Lorenzo”.
Ferrocarriles cumplió con el compromiso de devolver la inversión a la empresa recién en el año 1955 “sin reconocer  intereses ni devaluaciones de moneda”, según lo recordó don Lorenzo quien nos agregó detalles de la obra.
Habían dos maneras de realizar el ramal ferroviario – nos dice -:  hacer un relevamiento planimétrico de todo el desnivel de la barda al Valle, o  hacerlo sin una gran planimetría, para esto se requirió a Pedro Pailemán (hijo del Cacique Juan Pailemán) .
Se lo Llevó en una carpa, él iba indicando y los Ingenieros lo seguían. Este nativo conocía el terreno como la palma de sus manos, pero después se ajustaba a la técnica de niveles.
De inmediato se inició la construcción del ramal que empezó a funcionar en 1933.


EL ERROR DE BENITO RAGGIO

El azúcar de remolacha en Río Negro era un éxito rotundo pero  el mentor del proyecto cometió un grave, Fue un grave error  de don Benito Raggio haber manifestado la REAL  ¡magnitud! de su proyecto.
Al enterarse la competencia del Norte que este sería un Ingenio piloto, que luego vendría el de Choele Choel  el tercero en Viedma y un cuarto emprendimiento azucarero de remolacha en Balcarce (pcia de Bs, As), desató el enojo del poderoso monopolio del azúcar del norte.
No se había terminado aún el Ing. San Lorenzo y ya empezó el revuelo en el norte (palabras de don Lorenzo Raggio nuestro entrevistado).
Lo que preocupaba no era el Ingenio conesino con 100.000 bolsas (recordemos que pesaban 70 kilos) como máxima producción, si no los “Ingenios posteriores” que funcionando implicaban unos 800.000 bolsas copando el mercado, porque la zona era óptima  para el cultivo de remolacha como rendimiento.
Contrariamente  Tucumán y Salta  no eran el lugar ideal para la caña de azúcar, “el gran rendimiento” está en Hawai,  zona donde se duplica.


1935:  LA MAYOR ZAFRA y LA PESTE

Luego de la mejor zafra, con una molienda de remolacha azucarera de 32.812 toneladas, con un rinde de hasta 80 toneladas por hectárea en el Valle de Conesa,  comienza a aparecer  una peste en las plantas que se marchitan y mueren.
En ese tiempo en el Sur de EEUU habían cultivos de remolacha afectados por un virus, por lo que al enterarse del problema en Conesa, llegó gente del Ministerio de agricultura y ganadería de ese país para examinar. Se descartó la idea de similitud, el virus no era el mismo, pero nunca se descartó que fuera “intencional”.
Lo que si fue intencional  es la explosión de la caldera  el día 3 de julio de 1940 (una bomba según Lorenzo Raggio)  que le costó la vida a un joven que acababa de ingresar al trabajo: José Kremecek de 31 años.


Mientras tanto una ley nacional le fijaba un cupo  de azúcar con la clara intención de perjudicar al Ingenio conesino.
Continua contando don Lorenzo que los investigadores de Norteamérica vino el Ingeniero Munk, (merece la mención nos dice) quien lleva todos los datos a su país investiga y envía una carta a nuestra empresa azucarera, diciendo que en dos años resolvería el problema enviando la “semilla resistencia”.
En reconocimiento a ese Ingeniero, dice en los libros universitarios que la enfermedad que atacó nuestra remolacha  se llamaba “marchitamiento amarillo de Munk” el nombre de  quien lo descubrió.
El problema no era combatir el virus sino el insecto vector que transmite el virus.  “No olvidemos que eran épocas en que la isoca se combatía con lanzallamas”-acotó-.


LA  IMPOTENCIA

La compañía se vio abrumada, acorralada por todos estos problemas, limitada según la ley y el virus que había que soportar dos años más.
Y lo que es peor las amenazas aterraron a los integrantes del directorio y en  consecuencia el hombre “motor” de la empresa  don Benito Raggio se encontraba en cama debido a un gravísimo infarto.
Algunos estaban tristes el resto aterrados. Querían ¡¡vender!!.-nos dice Lorenzo- Benito se resistía pero ante tanta presión se ve obligado a aceptar la decisión de ¡¡CERRAR!!.
El Centro Azucarero del Norte  compra todo con una condición: “que se destruya  el edificio  del Ingenio”, que se le quite el techo al galpón del azúcar y que se dinamiten las viviendas.
Además a don  Benito Raggio en su lecho de enfermo le hicieron firmar un compromiso  que “por diez años  no iba a instalar otro Ingenio Azucarero de remolacha”.
Este fue el triste final, es fácil imaginar la impotencia de la gente al no poder hacer nada para impedir el “desastre”.
En las colonias se sembró alfalfa  y otros productos  pero en menor escala. Muchos se resistían a abandonar las colonias.



EL “POR QUÉ” DEL ESTANCAMIENTO

Después de contarnos el inicio, funcionamiento y final, don Lorenzo nos dice que en   1947 o 1948 se declara “Zona de utilidad pública susceptible a expropiación”  todos los Valles desde Viedma hasta Choele Choel, por una ley Nacional.
Esta ley es  otro motivo del estancamiento de la zona y especialmente de nuestro Gral. Conesa.
Creo que aquí está la respuesta del “por qué”  no se ha progresado en este privilegiado Valle de Conesa.
Vino una comisión del Banco Nación (agrega) compuesta por tres ingenieros a hacer un relevamiento de las mejoras existentes. A su vez advertían  a los chacareros que no inviertan un peso por que “no” se les va a pagar. – Yo les advertí – continúa diciendo- que solo lograrían el atraso de la zona. Y fue en definitiva lo que se logró.


EL NUEVO INTENTO DE PROGRESO: la 2º oportunidad.

Tiempo después Don Lorenzo consigue interesar un amigo en Italia  para montar una JUGUERA DE REMOLACHA; este zumo es utilizado para las bebidas sin alcohol y el mercado Europeo sería un comprador.
Para este fin el Genovés Eugenio Costa pondría las máquinas y Raggio debía conseguir la desafectación de las tierras, para hacer el edificio pero,  sus gestiones en Viedma no tuvieron éxito, porque en Legislatura de Río Negro se lo negaron.
Aquí –nos dice nuestro entrevistado- Conesa perdió la “segunda oportunidad” de progreso a través de la remolacha, que tiene un rinde increíble en estas tierras. Se llegó a cosechar piezas de hasta 7 kilos cada una.


CONCLUSIÓN DE DON LORENZO

Pregunté... ¿cómo definiría al Ingenio Azucarero de Conesa?
Respondió: como un sol muy grande que  salía en el horizonte para toda la zona.
Si ese Ingenio hubiera llegado a cumplir su objetivo,  toda la zona Choele Choel, Conesa, Valle de Viedma hoy estarían dedicadas en un 60 % al cultivo que les daría un rédito seguro y no depender de las economías regionales que ya sabemos son muy castigadas.
Cree que no habrá una tercera oportunidad porque el azúcar dejó de ser un elemento primordial.


De esta pagina en la historia de Conesa siempre habrá mas para  decir; cuando más se sabe más atrapa, más entusiasma, más intriga.
Ingenio San Lorenzo, imposible olvidar las maravillosas jornadas  vividas por nuestros antecesores.
En Conesa hubo un antes y un después del  Ingenio, creo que el joven que  lo hizo realidad, no pensó que a más de ochenta años de su cierre  estaríamos tan  interesados como antes de saber que pasó.
Tampoco imaginó  que en lugar de progreso solo lograrían  el estancamiento de toda la zona por muchos años.
El  joven Benito ideó un proyecto para bien de todos, sin imaginar tanta ambición desmedida y maldad de quienes en beneficio propio no les importó perjudicar a toda la población de los valles y la provincia toda.
El hostigamiento, la persecución, el sabotaje deterioraron su salud provocándole un infarto,  su corazón quedó afectado.
Siendo joven aún (a los 50 años) fallecía por su problema cardíaco en la oficina del Director Nacional del azúcar “intentando reabrir” el Ingenio San Lorenzo en nuestro Valle.
Benito Raggio perjudicó su salud por defender su emprendimiento y con el, el progreso de Conesa, se merece un reconocimiento que aun le debemos.


DON MARTÍN  “HOMBRE DE LA TIERRA Y EL TRABAJO”

Nació en una colonia conesina, “Eustoquio Frías”, eL 30-9-1912. Se llama Martín Argimón. Asistió a la escuela sólo un mes en el año 1926; fue suficiente para saber leer y escribir. Dice haber aprendido a leer en los diarios.
Tenía cuatro hermanos menores y su madre doña Teodora falleció joven, su padrastro don Benjamín Colombo salía por los campos a repartir frutas y verduras de su cosecha en una Villalonga y él quedaba a cargo de la casa y sus hermanos.
Trabajó desde muy chico, recordaba a don Valentín Massi como su primer patrón quien tenía su chacra frente a la de Benito Truco (todo en Colonia. Frías). Martín tenía que arar  y cortar pasto, había maíz, zapallo y alfalfa.
A los 19 años  fue a trabajar en colonia La Luisa.
Después de un corto tiempo en Pedro Luro hizo 14 meses de servicio militar en campo de mayo, allí también cuidaba caballos.


EMPLEADO DEL INGENIO

A su regreso  del servicio militar se empleó como capataz de playa en el Ingenio Azucarero, controlaba la carga y descarga en los galpones, no solo de azúcar; también recuerda las bolsas de cal que se fabricaban en el mismo lugar.
Aquí nos cuenta que se traía la materia prima de una calera de las cercanías de Los Menucos y en colonia San Lorenzo la “quemaban” haciéndola apta para la construcción.
Fueron múltiples las actividades de don Martín: estibador de bolsas de azúcar, pesador, debían tener 70 kilos luego se cocían y se cargaban al trencito.


ENCARGADO DE LOS CABALLOS

Capataz caballerizo,  (o sea encargado de los caballos) cuenta que habían  300 caballos de pecho distribuidos en dos corrales y en la isla (que pertenecía a la empresa frente a colonia La Luisa) 100 animales  de cría, todos  “ percherones”.
Recordó los nombres  de algunos de estos animales: lola, tigre, la leona, Pedro el tordillo. Además, nos cuenta de las 20 mulas romanas (grandes) y un mulo que se llamaba Chirulo que era muy caprichoso, lo montaban para irse a la casa y el mulo volvía al corral.
Con esto de las mulas ocurrían “cruzas” raras de caballos  con orejas grandes. El amansaba potros atándolos a una “chata” a la par de un caballo manso.
Don Martín tampoco olvidó las carreras de caballos  frente al almacén,  donde dos jinetes (extranjeros) venían del trabajo y corrían carreras con los mismos caballos sin sacarles las pecheras, ¡en el  entusiasmo por participar!.


LAS HERRAMIENTAS

Nuestro entrevistado nos habló de  los 15 carros volcadores  en los que se traían las remolachas  cosechadas y quitándole un travesaño volcaban en forma automática en las grandes piletas, donde el agua las transportaba hasta la fábrica.
Decía del camión “Link oruga”, que tiraba cinco acoplados con ruedas macizas, era el   que transportaba  materiales para la fábrica desde San Antonio Oeste.
Enumeró la cantidad de herramientas que pertenecían a las dos colonias, La Luisa y San Lorenzo: arados, rastrones, cortadoras de pasto, enfardadoras, moledoras de  pasto.
Con la moledora  picaban maíz y malezas, que mezcladas luego con la melaza de la fábrica, servían de alimento para los caballos.
Este trabajador de las colonias dice haber visto cosechar en la chacra Nº 30 remolachas hasta de 7 kilos.
Nos contó de la cantidad de extranjeros que había en el lugar y de las fiestas familiares que se hacían todos los fines de semana, con vitrola, acordeón y guitarra.
De pronto todo se acabó y sufrió como todos los lugareños al ver derrumbarse  el Ingenio que daba tanto trabajo y alegría a los pobladores.
 El continuó trabajando para Raggio en la colonia, cuando se vendieron las tierras compro a don Lorenzo una chacra en la que siguió trabajando.


SOLO UNO

Este es uno de los cientos de empleados que vivieron el progreso y luego el increíble cierre del Ingenio.
Que sintieron en carne propia la impotencia colectiva de un pueblo, de una provincia puesta de rodillas ante el poder político-económico de quienes como único interés tiene al beneficio propio.

El Ingenio Azucarero de Conesa estaba signado a  ser punta de lanza para cambiar la historia del azúcar en el País.
 Autora: Inés Luna.


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Para mas información o contactarse con la autora iluna@conesanet.com.ar.


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